Mamá se va de viaje. La acompañan al aeropuerto, se despiden de ella y finalmente ven su avión irse.
Los días sin mamá son bastante diferentes, pero el papá consigue que sean igualmente especiales. Es cierto que su voz leyendo cuentos es más ronca y que la casa ya no huele a flores pero sí a pies descalzos y chocolate caliente.
Por la noche, papá enciende el ordenador. La que aparece en la pantalla es mamá que cuenta lo que está haciendo. Pero no huele como mamá...